OPINIÓN:
No puedo dejar pasar
desapercibida mi desilusión y frustración ante lo acontecido la noche del
sábado 4 de Julio de 2015, en el Evento Señorita Monja Blanca 2015-2016, un
evento eminentemente cultural manchado y descalificado por la presión y el
desorden de ciudadanos que a causa de influencias negativas que han trastocado
su tolerancia y su visión como parte de una cultura, permiten que sus emociones
se desborden al punto de romper con los principios básicos que deben ser
siempre las luces que han de conducirlos en una sociedad civilizada.
Es lamentable como un evento
cultural que ha sido uno de los atractivos más relevantes de manifestación
humana, se haya derrumbado, en primer lugar, por aquellas pocas personas que
incentivan el desorden y en segundo lugar, por la falta de un comité
organizador idóneo capaz de prever y resolver adecuadamente los contratiempos, pues
como bien sabemos, en los últimos tiempos han sido comités integrados por
personas que desconocen el concepto de promoción humana, es decir “zapatero a
tu zapato” y seleccionadas a dedo cuidando los intereses políticos de quienes
tienen en sus manos el control de este tipo de eventos.
Muchas veces se ha criticado
que en las bases no se contemple específicamente los aspectos y/o requisitos de
participación de las señoritas aspirantes, que al no hacerlo, permite una
desigualdad en las capacidades: Académicas, sociales, conocimiento humano y
otros que no pueden ser competitivos desde el mismo hecho de que, a manera de
ejemplo, mientras hay señoritas con niveles académicos universitarios, otras apenas
empiezan el básico y diversificado. Algo que ya es muy evidente es que cada vez
se permite la participación de jovencitas que apenas están dejando su niñez lo
que obviamente las expone a poca oportunidad de ganar y luego frustrar sus
sueños femeninos pues más adelante ya no tendrán la oportunidad de una segunda
vez.
Obviamente mi opinión no
pretende ser discriminatoria en darle oportunidad a quien así lo desee, pero en
la vida hay que prepararse para ser competitivos y no solo ampararse en lo
relativo a la belleza física, específicamente, en los eventos de belleza, pues
he tenido la oportunidad de apoyar a algunas candidatas que han participado en
eventos anteriores y me he dado cuenta de las dificultades que presentan las
más jóvenes en conocimientos de cultura general y solidez emocional para
enfrentarse en una competencia en donde sin duda, habrá otras señoritas de
mayor edad, mas avanzadas en muchos aspectos.
Sin duda, aquí hay mucho que
analizar, pero de manera resumida expongo mis puntos de vista para que los
eventos de belleza de nuestros pueblos no vayan a terminar en shows de
confrontación innecesaria y/o terminen siendo cualquier cosa, algo que cumplir
por tradición, cuando en realidad es uno de las manifestaciones culturales de
mayor relevancia en el que se presenta la esencia de nuestros valores y
nuestras bases como pueblo y como sociedad.
En consecuencia, lo sucedido
el 4 de Julio de 2015, recién pasado, fue totalmente bochornoso, todo terminó
como consecuencia de no saber crear orden y sentar las correspondientes bases
de participación como público. De no propiciar una estrecha comunión en los
integrantes del Jurado Calificador previo al evento, de permitir que en un
evento eminentemente cultural, se propicien las “porras”, como si fuese una
actividad deportiva o de contienda política y peor aún, que los resultados
finales sean determinados por influencia de la porra que hace más ruido.
Recordemos que el jurado se
determina como “idóneo” y su fallo ”inapelable”, aspectos que deben respetarse
y cumplirse. Su fallo no tiene vuelta atrás desde el momento que se ha
publicado o se ha transmitido públicamente. Lo que se debe resolver entre los
jurados y el comité en eventualidades no previstas, debe sujetarse a los
resultados y no a cambios sugeridos o impuestos por el comité organizador, es
decir, buscar la salida más idónea sin cambiar el veredicto. Si a mi me
preguntaran que hubiese hecho, sencillamente asumiría la lógica y determinar
las cosas por el punteo que ya existía, que suponía un punteo de una semana de
preparación y otro de lo ya presentado por las candidatas y no caer en la trampa
que ha sido uno de los grandes errores de las elecciones en los últimos tiempos
como lo es hacer todo un evento y finalmente calificar a las candidatas por una
última pregunta que al final es irrelevante y lo peor, que sean preguntas fuera
de contexto, fuera de lo cultural, social y regional, menos propiciando poner
en “ridículo” a las participantes que al final se arrepienten y terminan con un
amargo sabor de boca. Más aún, cuando la señorita en cuestión no fue calificada
por el jurado como finalista y terminó siendo la segunda de ellas, sin duda
representó una gran burla para quienes si fueron calificadas para tal efecto y
se les robó la posibilidad de esa asignación.
En fin, el Evento Señorita
Monja Blanca 2015-2016, no dejó sino un motivo para la crítica y la devaluación
de algo que debería ser siempre la máxima manifestación de cultura de nuestro
Departamento que por lo visto, ha perdido los fundamentos de los principios y
valores como entes pertenecientes a una sociedad culta.
Si vale y si me lo permiten,
en mi experiencia en apoyo a la cultura de mi pueblo y como promotor cultural,
siempre he sabido que para participar
directa o indirectamente en eventos de este tipo, mínimo se debe contar con los
conocimientos básicos de lo que se trata, velar por no romper con lo
eminentemente cultural de nuestros pueblos, conocer a la gente que trabaja y
lucha por hacer valer los principios y valores de nuestra cultura y permitir
que las personas a las que se les invita a formar parte de comités de esta
índole, lo hagan sin influencias pre-concebidas, intereses políticos y de
ningún sector en particular.
En mi caso personal,
sugeriría que se sea más propositivo, más original y más creativo y dejar de
copiar de otros eventos en los que lo menos que importa es la proyección
cultural, sino más bien lo importante es lo lucrativo.
Y finalmente, sabiendo que
habrá muchos que me secundarían, aboliría de las bases de participación, tres
aspectos que están fuera de contexto en lo referente a nuestra originalidad
cultural: Coreografía, traje de baño y pregunta final (pues esta última a veces
es sacada de la nada y de allí se determina a la ganadora luego de todo un
evento que termina siendo nada).
Ojalá, lo acontecido con el
evento en referencia, no vuelva a repetirse y para ello tomar con seriedad todo
lo concerniente para hacerlo lo que debería ser, un evento de “alta cultura”,
una de las máximas expresiones de nuestra vida como pueblo netamente
civilizado, de respeto mútuo y de gran valor social.