Datos personales

Mi foto
Cobán, Alta Verapaz, Guatemala
La comunicación, como un medio para mantener abierta la posibilidad de aprender, actuar y participar en el desarrollo social.

domingo, 5 de julio de 2015

A PROPÓSITO DE CERTAMENES DE BELLEZA



 OPINIÓN:
No puedo dejar pasar desapercibida mi desilusión y frustración ante lo acontecido la noche del sábado 4 de Julio de 2015, en el Evento Señorita Monja Blanca 2015-2016, un evento eminentemente cultural manchado y descalificado por la presión y el desorden de ciudadanos que a causa de influencias negativas que han trastocado su tolerancia y su visión como parte de una cultura, permiten que sus emociones se desborden al punto de romper con los principios básicos que deben ser siempre las luces que han de conducirlos en una sociedad civilizada.
Es lamentable como un evento cultural que ha sido uno de los atractivos más relevantes de manifestación humana, se haya derrumbado, en primer lugar, por aquellas pocas personas que incentivan el desorden y en segundo lugar, por la falta de un comité organizador idóneo capaz de prever y resolver adecuadamente los contratiempos, pues como bien sabemos, en los últimos tiempos han sido comités integrados por personas que desconocen el concepto de promoción humana, es decir “zapatero a tu zapato” y seleccionadas a dedo cuidando los intereses políticos de quienes tienen en sus manos el control de este tipo de eventos.
Muchas veces se ha criticado que en las bases no se contemple específicamente los aspectos y/o requisitos de participación de las señoritas aspirantes, que al no hacerlo, permite una desigualdad en las capacidades: Académicas, sociales, conocimiento humano y otros que no pueden ser competitivos desde el mismo hecho de que, a manera de ejemplo, mientras hay señoritas con niveles académicos universitarios, otras apenas empiezan el básico y diversificado. Algo que ya es muy evidente es que cada vez se permite la participación de jovencitas que apenas están dejando su niñez lo que obviamente las expone a poca oportunidad de ganar y luego frustrar sus sueños femeninos pues más adelante ya no tendrán la oportunidad de una segunda vez.
Obviamente mi opinión no pretende ser discriminatoria en darle oportunidad a quien así lo desee, pero en la vida hay que prepararse para ser competitivos y no solo ampararse en lo relativo a la belleza física, específicamente, en los eventos de belleza, pues he tenido la oportunidad de apoyar a algunas candidatas que han participado en eventos anteriores y me he dado cuenta de las dificultades que presentan las más jóvenes en conocimientos de cultura general y solidez emocional para enfrentarse en una competencia en donde sin duda, habrá otras señoritas de mayor edad, mas avanzadas en muchos aspectos.
Sin duda, aquí hay mucho que analizar, pero de manera resumida expongo mis puntos de vista para que los eventos de belleza de nuestros pueblos no vayan a terminar en shows de confrontación innecesaria y/o terminen siendo cualquier cosa, algo que cumplir por tradición, cuando en realidad es uno de las manifestaciones culturales de mayor relevancia en el que se presenta la esencia de nuestros valores y nuestras bases como pueblo y como sociedad.
En consecuencia, lo sucedido el 4 de Julio de 2015, recién pasado, fue totalmente bochornoso, todo terminó como consecuencia de no saber crear orden y sentar las correspondientes bases de participación como público. De no propiciar una estrecha comunión en los integrantes del Jurado Calificador previo al evento, de permitir que en un evento eminentemente cultural, se propicien las “porras”, como si fuese una actividad deportiva o de contienda política y peor aún, que los resultados finales sean determinados por influencia de la porra que hace más ruido.
Recordemos que el jurado se determina como “idóneo” y su fallo ”inapelable”, aspectos que deben respetarse y cumplirse. Su fallo no tiene vuelta atrás desde el momento que se ha publicado o se ha transmitido públicamente. Lo que se debe resolver entre los jurados y el comité en eventualidades no previstas, debe sujetarse a los resultados y no a cambios sugeridos o impuestos por el comité organizador, es decir, buscar la salida más idónea sin cambiar el veredicto. Si a mi me preguntaran que hubiese hecho, sencillamente asumiría la lógica y determinar las cosas por el punteo que ya existía, que suponía un punteo de una semana de preparación y otro de lo ya presentado por las candidatas y no caer en la trampa que ha sido uno de los grandes errores de las elecciones en los últimos tiempos como lo es hacer todo un evento y finalmente calificar a las candidatas por una última pregunta que al final es irrelevante y lo peor, que sean preguntas fuera de contexto, fuera de lo cultural, social y regional, menos propiciando poner en “ridículo” a las participantes que al final se arrepienten y terminan con un amargo sabor de boca. Más aún, cuando la señorita en cuestión no fue calificada por el jurado como finalista y terminó siendo la segunda de ellas, sin duda representó una gran burla para quienes si fueron calificadas para tal efecto y se les robó la posibilidad de esa asignación.
En fin, el Evento Señorita Monja Blanca 2015-2016, no dejó sino un motivo para la crítica y la devaluación de algo que debería ser siempre la máxima manifestación de cultura de nuestro Departamento que por lo visto, ha perdido los fundamentos de los principios y valores como entes pertenecientes a una sociedad culta.
Si vale y si me lo permiten, en mi experiencia en apoyo a la cultura de mi pueblo y como promotor cultural, siempre he sabido que  para participar directa o indirectamente en eventos de este tipo, mínimo se debe contar con los conocimientos básicos de lo que se trata, velar por no romper con lo eminentemente cultural de nuestros pueblos, conocer a la gente que trabaja y lucha por hacer valer los principios y valores de nuestra cultura y permitir que las personas a las que se les invita a formar parte de comités de esta índole, lo hagan sin influencias pre-concebidas, intereses políticos y de ningún sector en particular.
En mi caso personal, sugeriría que se sea más propositivo, más original y más creativo y dejar de copiar de otros eventos en los que lo menos que importa es la proyección cultural, sino más bien lo importante es lo lucrativo.
Y finalmente, sabiendo que habrá muchos que me secundarían, aboliría de las bases de participación, tres aspectos que están fuera de contexto en lo referente a nuestra originalidad cultural: Coreografía, traje de baño y pregunta final (pues esta última a veces es sacada de la nada y de allí se determina a la ganadora luego de todo un evento que termina siendo nada).
Ojalá, lo acontecido con el evento en referencia, no vuelva a repetirse y para ello tomar con seriedad todo lo concerniente para hacerlo lo que debería ser, un evento de “alta cultura”, una de las máximas expresiones de nuestra vida como pueblo netamente civilizado, de respeto mútuo y de gran valor social.