Fredy Maldonado Cordero, es originario de la ciudad de Cobán, Cabecera Departamental de Alta Verapaz, de la República de Guatemala. Nació del 14 de Noviembre de 1952, hijo de Juan Francisco Maldonado e Inés Cordero Chávez de Maldonado.
Durante su niñez, fue una persona de evidente timidez, introversión y muy respetuoso de la rígida disciplina que en esa época era común en el seno de las familias guatemaltecas, lo cual lo llevó a buscar la manera de ocupar provechosamente el tiempo que no podía utilizar en actividades propias de su edad, como el caso de integrarse a grupos de amigos con quienes pudo haber jugado, pues con la intención de cuidar su formación, especialmente en el aspecto moral, se le prohibía relacionarse con amistades que supuestamente no eran recomendables.
Fue así como desde muy pequeño se dedicó a actividades como: La lectura, la investigación y realización de pequeños experimentos que encontraba en enciclopedias y libros afines. En ocasiones, se acercaba al trabajo de su padre de quien aprendió a planificar todo aquello que debería ser parte de cualquier proyecto, en el que muchas veces le ayudaba a trasladar mecanográficamente como una forma de poner en práctica lo que se le pretendía enseñar.
Aunque la mayor parte de su niñez fue demasiado controlada, ello tampoco implicó el hecho de no haber tenido la oportunidad de integrarse a pequeños juegos de otros niños que le rodeaban, pero lo realizó de manera muy limitada y selectiva con los pocos amigos que se le permitía tener, la mayor parte de ellos, hijos de familias amigas muy cercanas a la amistad de la suya.
Llegado el tiempo de la juventud, se empezó a manifestar en él la inclinación al arte, habiendo sido la primera de ellas, la pintura, la cual empezó a practicar de manera autodidacta, pues en ese tiempo no existía en el lugar de su origen, ninguna opción académica para el aprendizaje de esta rama artística. Al haber puesto empeño personal y gran entusiasmo, llegó a tener un aceptable dominio en lo referente a la pintura al óleo, de lo cual, en su residencia actualmente se puede observar parte de ese trabajo pictórico realizado durante su juventud.
Siempre en la plenitud de su adolescencia, surgió de él la habilidad musical, la que inició aprendiendo a interpretar la guitarra, con la ayuda de amigos y familiares que tenían el conocimiento adecuado de manejo del referido instrumento, el que en un par de años ya era parte importante de sus pasatiempos y buenas intenciones de hacerlo una fuente de sus actividades estudiantiles. De esa cuenta, cuando se encontraba en los años de preparatoria en el nivel básico de sus estudios, conjuntamente con dos de sus compañeros lograron conformar un trío musical, siendo ellos: Edmundo Soto Morales y Willy Wellmann Zúñiga, que se constituyeron en la mejor representación artística de su centro de estudios, hoy ya desaparecido pero muy recordado Colegio Católico para Varones “Padre las Casas”, al que concedieron muchas satisfacciones y fortalecieron el prestigio del mismo. Terminada la etapa estudiantil del básico, obviamente debían separarse, lo cual no lo concebían y buscaron una alternativa para mantenerse unidos por más tiempo. Fue así como decidieron, con la ayuda de su padre, quien en ese tiempo ostentaba una aceptable posición económica, conformar un Grupo Juvenil Electrónico, muy de moda en esa época por la revolución musical surgida en los años sesentas y que podía ser una inteligente opción lucrativa dado a que en Cobán, no existía en ese momento sino una sola agrupación de este tipo. Así surgió el Grupo “Water’s Life”, en el que Edmundo y Willy ya solo estuvieron cinco meses por la necesidad de continuar sus estudios en la capital guatemalteca, lo que dio lugar a integrar a otros amigos como: Jaime Luna, Alex González, Nery Macz, Byron Chocooj, Amilcar Arreaga y Berner Najarro con quienes llevaron el grupo a ser uno de los mejores de la región y de gran reconocimiento por el alto grado de profesionalismo alcanzado. Fue aquí en donde Fredy logró alcanzar uno de sus más antiguos sueños, aprender a tocar el teclado, instrumento que asumió al haberse retirado, siempre por aspectos de estudios, Berner Najarro, quien lo ocupaba desde los inicios de la agrupación musical. Este grupo existió a lo largo de ocho años, integrado por la mayoría de los que lo iniciaron y que se vieron obligados a continuar sus estudios regulares. Sin embargo, la experiencia la sirvió a Fredy para aprender a interpretar varios instrumentos: La guitarra, el piano, la batería acústica y el bajo electrónico, además de desarrollarse en la vocalización, lo que le permitió posteriormente integrarse a otros grupos que fueron surgiendo paulatinamente, a saber de: Grupo tropical “Tierra Negra”, Grupo Juvenil “Super Estro” y finalmente, en el año 1994, en un grupo que fuese integrado por amigos de la vieja guardia de músicos de los setentas y ochentas, que decidieron reagruparse para poder hacer desembocar un poco la inquietud musical que se fortalecía en su interior, lo cual dio lugar al aparecimiento del Grupo “Corporación ‘94”, el cual sostuvieron activo durante cinco años. Previo a esta última experiencia, Fredy era constantemente contratado para amenizar fiestas familiares y centros habitacionales (Hoteles, Restaurantes y Clubes Juveniles), en los que permaneció constante hasta el desaparecimiento de los mismos, que fueron suplidos por otros más modernos. Esta etapa vivida fue una vasta experiencia para que Fredy superara sus limitaciones personales mencionadas al inicio (la timidez, la introversión e inseguridad en sí mismo) para dar paso al desarrollo pleno de muchas de las cualidades que le fuesen donadas por la vida.
Ya a edad un poco más avanzada, dio paso al surgimiento pleno de su habilidad literaria, la cual inició desarrollando labor periodística en diversos medios de comunicación en los que su calidad le valió ocupar puestos importantes dentro de los mismos, además del reconocimiento de la sociedad a la que pertenece, puesto que la temática que manejaba y aún maneja, es propiamente la de tipo humanista, basado en la problemática común que se vive en toda persona y que merece ser reconsiderada, especialmente en lo referente a la actitud del hombre frente a su entorno y la búsqueda de los satisfactores a sus necesidades básicas en los conceptos de: Moralidad, Espiritualidad, Trabajo, Urbanidad e integración social.
De esta cuenta, Fredy decidió, en agosto de 1986, participar en un certamen literario a nivel centroamericano, en el que obtuvo el Primer Lugar con su trabajo escrito en Prosa, “El Sueño de un Afortunado”, galardón que le motivó y le impulsó a continuar desarrollando la producción literaria en los años subsiguientes que le valieron muchos más galardones a nivel local, nacional e internacional en el ámbito centroamericano, suficiente motivo para pensar en la edición de un primer libro conteniendo toda su literatura, lo cual fue apoyado por el Gobierno Municipal presidido por el Industrial Gustavo Adolfo Leal Klug, en el año 1999, quien costeó el valor total de la Primera Edición de mil volúmenes de su obra totalmente escrita en Prosa, “Rostros del Destino”, habiendo, un año después, editado un poemario titulado “Dulce Manantial”, cuya edición fue apoyada por la empresa privada conocida como CACIC.
A partir de este último momento, Fredy se ha dedicado con denuedo y mucho empeño, a la formación y desarrollo de la personalidad de las nuevas generaciones, aportando sus conocimientos académicos y de vida y su experiencia como parte fundamental de un círculo familiar, el que ha fortalecido conjuntamente con su esposa, formando parte de grupos de la Iglesia Católica y Círculos Sociales en los que ha ofrecido su importante aporte para la construcción de nuevos conceptos humanos.
Evidentemente, su vida no ha sido en general, perfecta. A lo largo de ella ha debido superar muchos obstáculos que como parte integral de una sociedad en la que ha tenido muchas veces que obedecer las reglas de juego y sufrir las consecuencias de muchas equivocaciones propias de su humanidad. Ha sido víctima de severas críticas por la temática social que maneja y que vierte en su conceptualización de la vida y en los medios de comunicación en los que aún labora y por supuesto, ha sido capaz de vencer las actitudes de rivalidad que algunas veces han surgido en los distintos ambientes en los que se desenvuelve y que en vez de minimizarlo, le han fortalecido para seguir adelante.
Hoy Fredy Maldonado Cordero, es una persona muy apreciada y reconocida en su sociedad y su obra ha obtenido gran aceptación, especialmente en los círculos educativos. Su pluma es constantemente requerida para efectos de notas editoriales de radionoticiarios del medio, es constantemente invitado a disertar sobre temática diversa en Centros de Estudios de nivel medio y Agrupaciones Juveniles, siendo su incansable intención de participación, el mejor motivo que lo hace integrarse a entidades de servicio social y cultural en los que su aporte ha sido de gran importancia, especialmente por el amor que profesa a su tierra y a su país Guatemala.