Como bien lo sabemos, los seres humanos somos
complicados, somos inciertos y, sobre todo, incapaces de definirnos a plenitud
para determinar una vida debidamente firme y planificada
Al vivir sujetos a normas y moldes construidos a lo lasrgo
de la historia, dejamos de proyectarnos con la capacidad de nuestros propios
convencimientos existenciales a causa de que se nos obliga a obedecer lo
relativo a creencias, costumbres, estilos y formas pre concebidas, para
desarrollarnos como parte integral de la sociedad.
De esa cuenta, es común desenvolvernos siempre pivoteando
frente a la conveniencia, pues si no lo hacemos, terminaremos juzgados,
rechazados y víctimas de la indiferencia de una sociedad que se torna cruel
cuando no se le obedece. De aquí que muchas veces nos vemos obligados a decidir
entre ser honestos o deshonestos, ser libres o ser esclavos, obedientes o
desafiantes, pacientes o intolerantes y así, siempre obligados a cambiar
incluso decisiones que rompan con nuestras convicciones para no caer en manos
del látigo justiciero de la censura social.
En consecuencia, es inevitable mantener siempre vigentes,
una gama de RESERVAS MENTALES, de esas que hoy nos hace pensar en la
posibilidad de recaer, repetir y decidir por lo que en la realidad no se desea,
obligados por la conveniencia que pesa sobre nuestra pertenencia a una
comunidad humana que no nos acepta ser personas diferentes, tener nuestros
propios sueños y decidir por nuestra propia proyección.
Lamentablemente, hoy día se vive en medio de abrumadores
conceptos que han llevado a la humanidad a vivir distorsionada, fragmentada y
confrontada. La religión, precisamente, ha llegado a determinar a Dios, como un
concepto de análisis y discusión. La política es hoy, en cualquier parte del
mundo, una oscura práctica de corrupción. La educación ya no es una formación
al servicio, sino al lucro. Y el amor, se ha quedado como un vocablo poético,
totalmente descalificado como un sentimiento de identificación y convivencia
humana.
Queda entonces la esperanza de un porvenir de cambio, que
quizá llegue o, nunca se logre alcanzar. Mientras tanto, nos mantendremos a la
expectativa tratando de manejar, gobernar y sostener esas RESERVAS en nuestra
mente, para actuar acorde a lo que nos convenga.